El daño a la reputación y al valor de la marca es la principal preocupación de las multinacionales, de acuerdo con el Global Risk Landscape 2019 de BDO. En los últimos tres años, este índice ha mostrado una interesante evolución. En 2017, la principal preocupación señalada eran los cambios y desarrollos tecnológicos, seguidos de los riesgos regulatorios como segundo gran dolor de cabeza de las multinacionales. Un año después, los riesgos regulatorios saltaron al primer nivel. Sin embargo, en 2019 se pone de manifiesto un gran cambio más que una evolución, pues los tres primeros problemas no aparecían en los años anteriores: el ya mencionado daño a la reputación y valor de la marca, el cibercrimen y la ralentización económica.
El salto en la percepción de riesgo detectado en el informe de BDO se consolida a futuro. Así se refleja en los riesgos que, se considera, marcarán los años venideros. Tanto para 2020 como para 2025, más de la mitad de los encuestados cree que el principal riesgo para sus compañías serán las amenazas a la violación de la privacidad de los datos. El Brexit y las guerras comerciales completan el pódium de mayores amenazas a medio plazo. Curiosamente, ya al hacer la encuesta los consultados identificaron como mayor amenaza inmediata las guerras comerciales, desplazando las consecuencias de la salida del Reino Unido de la Unión Europea como segundo mayor riesgo para 2025.
Analizando los riesgos a medio plazo se adivina una tendencia interesante que guarda relación con la economía de transición que describíamos recientemente, las grandes oportunidades que genera y, sobre todo, los enormes retos que supone en materia de adaptación. En los próximos años, uno de los riesgos que se apuntan y que irá ascendiendo en importancia es el de la nueva generación de empleados y, en una tendencia al alza paralela, la creciente complejidad regulatoria.
No cabe duda de que la capacidad de atención para advertir riesgos, cada vez más complejos e intangibles, se ha convertido en una de las habilidades más requeridas por las compañías ante un panorama de transición marcado por la sobrecarga de información, el dinamismo y el cambio constante. Las empresas que consigan diferenciar lo urgente y lo importante necesariamente contarán con una ventaja; las que no lo logren, podrían menospreciar ciertos riesgos e incluso llegar a un estado de parálisis. Identificar y priorizar se convierten en las tareas esenciales con respecto a los riesgos.
21 de noviembre de 2023