Luis Aguado es director de Engagement y Sostenibilidad en Change.org España. Anteriormente, trabajó como consultor de comunicación y asuntos públicos en MAS Consulting y, en 2017, lanzó en España GoFundMe, la mayor plataforma de crowdfunding social del mundo. Previamente, fue alumno del Postgrado de Dirección de Campañas Electorales y del Postgrado de Dirección de Asuntos Públicos (PDAP), cuya 10ª edición comienza el próximo 7 de febrero y se prolonga hasta el 28 de marzo. En esta entrevista, Luis Aguado habla del desarrollo de una empresa socialmente tan influyente en el activismo social como Change.org y de cómo su paso por los postgrados de MAS Consulting le han servido en su desarrollo profesional.
¿Cuáles son los principales retos que afronta una entidad como Change.org en este momento?
Desde 2011 hemos trabajado junto a nuestros usuarios para democratizar el acceso a herramientas y tácticas de activismo que hasta hace pocos años solo estaban al alcance de unos pocos. Gracias a este trabajo, los ciudadanos saben que, si quieren impulsar un cambio o luchar contra una injusticia, Change.org es el sitio para hacerlo.
Además, hemos consolidado nuestro modelo de sostenibilidad con el giro que dimos en 2016 para prescindir de la publicidad de ONG y dejar la plataforma en manos de nuestros usuarios a través del patrocinio de peticiones y de un programa de socios similar al de otras organizaciones sociales y medios de comunicación. Hemos conseguido que nuestra sostenibilidad vaya de la mano de nuestro impacto en la sociedad, de tal forma que cuanto más impacto social se consigue a través de la plataforma, más recursos tenemos para sostenernos y, cuantos más recursos tenemos para sostenernos, más impacto social generamos. Y, lo más importante, que tanto el impacto como nuestra sostenibilidad dependan única y exclusivamente de todos aquellos que creen en nuestra misión.
Nuestro principal reto ahora mismo es democratizar aún más Change.org para garantizar que cualquier campaña, independientemente de quién la haya iniciado, dónde se haya iniciado o lo que pida, tenga las mismas probabilidades de movilizar a una gran masa de ciudadanos y conseguir el cambio deseado. Para ello estamos poniendo mucho foco en mejorar nuestro ‘producto’ para que la experiencia de aquellos que impulsan las peticiones o las firman sea cada vez más sencilla, eficaz y empoderadora.
¿Qué han supuesto este tipo de plataformas a la hora de dar voz a la sociedad civil?
En primer lugar, han multiplicado el acceso a la participación. Solo en España, Change.org tiene más de 14 millones de usuarios, muchos de los cuales seguramente no se habrían enganchado al activismo y la participación si no hubieran tenido una herramienta fácil de usar y eficaz a mano.
También han acelerado la velocidad a la que ocurren los cambios sociales y la variedad de causas gracias al efecto inspiración, que es una de las cosas más bonitas que ocurren en Change.org: cuando una campaña se viraliza o gana, a la semana siguiente aparecen decenas de campañas similares en otros puntos del país, de tal forma que acaban naciendo verdaderos movimientos en favor de un determinado tema.
Por último, creo que también han contribuido, junto a muchos otros factores, a provocar un cambio en la mentalidad de la sociedad y a reescribir las normas de la participación, demostrando que los ciudadanos tenemos más poder del que muchas veces pensamos y que los movimientos construidos de abajo arriba son mucho más poderosos e inspiradores que los que se construyen de arriba abajo.
¿Realmente generan un cambio?
Sí. Solo en España ya se consigue más de una victoria cada día a través de Change.org. Pueden ser grandes victorias que provocan cambios sistémicos, como la que recientemente consiguió Anna González al poner a todos los partidos de acuerdo para modificar el Código Penal y proteger mejor a ciclistas en nuestras carreteras. O victorias más pequeñitas y locales, pero igualmente importantes porque impactan en el día a día de miles de personas. Lo local es clave en Change.org y es otra de nuestras apuesta para los próximos años.
Además, y esto está muy estudiado, las peticiones, ya sean online o en papel, tienen un impacto más allá del cambio que persiguen: para muchas personas son el primer contacto con el activismo y les despierta el gusanillo por la participación ciudadana; son una forma muy fácil e intuitiva de construir redes y comunidades que pueden seguir trabajando juntas más allá de la propia petición y generan también un cambio psicológico que surge al sentirse apoyado y empoderado. A lo largo de los últimos años hemos visto cómo personas que empezaron en Change.org firmando peticiones pasaron después a iniciar sus propias campañas y, más tarde, han dado el salto a la política. Luchar contra la injusticia engancha y muchas veces esa lucha empieza con un gesto tan sencillo como un click.
¿Cuál es el futuro de este tipo de herramientas?
La participación ciudadana solo puede ir a más. Hay una inercia en la ciudadanía que es difícil que pare: queremos participar, porque ya hemos visto lo que ocurre cuando no lo hacemos. Y, además, la participación es una de las mejores respuestas para reconectar a ciudadanos e instituciones y reforzar nuestras democracias.
Para Change.org todo esto pasa por seguir mejorando nuestra tecnología para, como decía anteriormente, democratizar aún más el cambio social e integrar mejor el activismo en el día a día de los ciudadanos. Queremos que cambiar el mundo forme parte de la vida cotidiana.
Como antiguo alumno de los posgrados de MAS Consulting, ¿qué fue lo que más le sirvió para afrontar los diferentes retos de tu carrera profesional?
En mi caso cursé tanto el Postgrado en Dirección de Campañas Electorales como el Postgrado en Dirección de Asuntos Públicos. El primero lo cursé casi como un hobby, pero tuve la suerte de hacerlo durante los inicios de la revolución digital en las campañas, justo antes de empezar a trabajar en Change.org. Y en el segundo adquirí una base teórica y práctica en torno al lobby y los asuntos públicos, disciplinas que empezaban a llegar a España, que me fue muy útil para trabajar como organizador de campañas y ayudar a cientos de ciudadanos con sus reivindicaciones.
¿Recomendarías realizar estos cursos a otros profesionales de tu sector? ¿Por qué?
Totalmente. La participación ciudadana y el advocacy están en constante evolución, por lo que siempre es bueno actualizarse un poco y eso es algo que los postgrados de MAS Consulting hacen muy bien. En el sector social se aproximan nuevas revoluciones asociadas al activismo a través del móvil, tendencias como el activismo empresarial y, en general, un reequilibrio de los poderes tradicionales que hay que estudiar y analizar, a poder ser junto a otros profesionales del sector. En este sentido, otra de las cosas buenas de estos postgrados es la variedad de perfiles y trayectorias en el alumnado y las redes que se generan.