El Instituto Español de Estudios Estratégicos ha publicado un nuevo artículo sobre las principales consecuencias geopolíticas que puede tener la crisis del coronavirus. Ante ello, el documento sugiere que una pandemia como la que se está viviendo a nivel mundial, puede alterar fenómenos que ya estaban ocurriendo, pero no cambiar radicalmente el mundo en el que vivimos.  A continuación, analizamos algunos de los principales puntos del artículo elaborado por José Luis Calvo Albero:

¿Un impacto demográfico moderado? Sin duda, el coronavirus ha generado una tasa de fallecimientos alarmante para los días en los que vivimos, pero su impacto demográfico, en comparación con otras pandemias, será relativamente moderado. Sin ir más lejos, otras pandemias contemporáneas, como el SIDA, cuentan con cifras más devastadoras. El potencial “transformador” del coronavirus es a este respecto limitado.

Mejora de la gestión de crisis sanitarias. Esta es una lección que muchos países han aprendido a la fuerza. El hecho de tener que tomar medidas radicales para hacer frente al coronavirus acelerará que los países implementen protocolos sanitarios más estrictos y de más rápida aplicación, a los que los ciudadanos deberán acostumbrarse.

El impacto geopolítico. Si bien el documento argumenta que las pandemias no han tenido el poder de cambiar el rumbo del mundo a lo largo de la historia, sí han podido acelerar o frenar procesos que estaban ocurriendo. Por ello no se esperan grandes nuevas apariciones entre las principales cuestiones que moldean la geopolítica, aunque las existentes sí se verán afectadas.

¿Menos globalización y más nacionalismo? Como consecuencia de la pandemia, las naciones han adoptado una postura de puertas adentro, mirando por sus circunstancias e intereses. Esto ha puesto de manifiesto la “inacción” de algunos organismos internacionales, que estaban llamados a ser líderes durante la crisis pero que han dejado en manos de los países las respuestas, alimentando así la dicotomía nacionalismo-globalización.

¿Quién lidera en el mundo? Estados Unidos, escéptico ante los liderazgos globales, ha decidido dejar de lado su liderazgo en organismos internacionales abriendo la puerta a nuevos actores que, sin embargo, no parecen preparados para tomar el relevo. Según el documento, una posible derrota de Donald Trump en las elecciones de noviembre podría hacer que Estados Unidos retomara ese interés por liderar en organizaciones internacionales, aunque parece en este momento un resultado poco probable.

El impacto en los países en desarrollo. Existe una gran preocupación por el impacto del coronavirus en aquellos países con sistemas sanitarios precarios y donde el confinamiento es impracticable. Esto, unido a otras crisis sistémicas de algunos países y con los países más desarrollados centrados en su propia gestión, puede generar que algunos estados que se encontraban débiles se derrumben definitivamente.

 ¿Mayor autoritarismo político? Desde el ámbito privado y público, los ciudadanos somos cada vez más controlados. Esto es un fenómeno que ya existía, pero la pandemia ha acelerado estos procesos y preocupa su uso por parte de gobiernos que pueden no respetar las libertades de los ciudadanos. La utilidad de un mayor control para contener la propagación del virus durante la pandemia ha sido evidente, pero es importante no permitir que se normalice y saber hasta dónde puede llegar.

El autor concluye que también se abren oportunidades tras esta crisis, como la viabilidad del teletrabajo, la prueba de las buenas infraestructuras de telecomunicaciones, que se genere más investigación y estudio en materia sanitaria, y otros ejemplos que invitan a pensar en cambios que se quedarán en nuestras vidas, ya que la pandemia ha acelerado forzosamente su implementación. Queda por saber, de momento, qué cambios cogerán mayor velocidad en el corto plazo y moldearán el mundo en el que vivimos.