Google ha asestado el golpe definitivo a las cookies de terceros. Cada vez que visitamos una web, desde hace ya algunos años, aparece un cartel que nos avisa de su presencia y nos obliga a aceptar su presencia si queremos navegar por ella. Su funcionamiento consiste, básicamente, en dejar unos rastros de información en el navegador. Esto sirve, por ejemplo, para no tener que recordar la clave cuando se visita una red social. Pero también sirve para saber de dónde vienes y por dónde has pasado. Algo que el sector de la publicidad digital utiliza para conocer mejor a los usuarios y poder crear campañas más efectivas.
Las cookies, de maná a dolor de cabeza
Las cookies han servido durante años para que Google generase una cantidad enorme de dinero. Pero ahora, tras la presión regulatoria y el debate encendido sobre los límites de la privacidad, en la compañía están acelerando por encontrar una alternativa y asegura que no hay marcha atrás. Por el camino deberá convencer de nuevo a los anunciantes e internautas que ya se habían acostumbrado a las cookies.
Firefox y Safari fueron los primeros navegadores que anunciaron que bloquearían el uso de las cookies. Aunque son inherentemente inofensivas, la privacidad y las cookies no van de la mano. Por esta razón, Google ha tomado una decisión drástica y ha enviado a la UCI a estos ficheros de forma definitiva. No hay marcha atrás y Google las bloqueará de forma definitiva en los próximos 18 meses.
Por un lado, apunta hacia la creciente demanda de privacidad de los consumidores, pero seguidamente también reconoce la importancia de las restricciones regulatorias, por lo que mantenerlas supone enfrentarse a multas millonarias en los próximos años.
¿Por qué es tan importante la decisión de Google?
Chrome, el navegador de Google, es el más usado a nivel mundial y cualquier decisión que tome en este sentido pone patas arriba a la industria de la publicidad digital. Para la multinacional californiana, esta decisión dará mayor control al internauta sobre los datos personales que comparte y acaban pululando de un lado a otro de la Red.
¿Estamos preparados para ello?
Sin las cookies, las marcas tendrán más difícil llegar al público objetivo y medir su eficacia. Pero su desaparición dará lugar a una nueva forma de llegar a la audiencia y medir la eficacia publicitaria. Google trabaja en un nuevo marco técnico de alternativas para reemplazar estas cookies de terceros por otro mecanismo que sea capaz de mantener el anonimato de los usuarios.
A partir de marzo, con la actualización de Chrome 89, Google pondrá en marcha su proyecto alternativa a las cookies, por lo que parece factible que empiece a ofrecerlo a sus anunciantes de Google Ads en este segundo trimestre. En las próximas semanas, veremos un cambio de modelo en la publicidad digital que, presuntamente, reforzará la privacidad de los usuarios de Internet.