
1. Polarización y fragmentación.
Estas dos palabras definen los resultados, tal como está ocurriendo en otros países de nuestro entorno. El nuevo Congreso será, probablemente, el que cuente con más partidos políticos de toda nuestra historia y la división en bloques entre formaciones de izquierda y de derecha es cada vez más acentuada. Y se puede apuntar una tercera conclusión: después de estas elecciones, el escenario de gobernabilidad es prácticamente el mismo que tras los anteriores comicios.
2. El PSOE fracasa en su estrategia.
Aspiraba a aumentar significativamente su número de escaños para ganar fuerza en las negociaciones con Podemos de cara a formar gobierno, pero no ha conseguido este objetivo, quedándose prácticamente con los mismos resultados. Pedro Sánchez se vuelve a encontrar en el mismo atolladero: puede aspirar nuevamente a La Moncloa, pero tendrá que volver a negociar con Podemos y necesitará el apoyo (o abstención) de partidos independentistas.
3. Vox es la sorpresa de la noche y el gran triunfador.
Aunque algunos sondeos les vaticinaban una gran subida, la experiencia de los anteriores comicios (donde no se cumplieron las altas expectativas generadas) les hacía ser prudentes. En este caso, sin embargo, han superado incluso sus mejores pronósticos, convirtiéndose en tercera fuerza política y revolucionando la política española.
4. El PP se consolida como segunda fuerza, con una subida de más de 20 escaños.
Una mayor abstención, la vuelta al centrismo y la incipiente crisis económica (con el recuerdo de la crisis del 2008) han podido beneficiarle. No obstante, el bloque de la derecha no consigue sumar y, además, se encuentra con una fuerte sangría de votos hacia Vox, que es el que más crece en este bloque.
5. Ciudadanos, el gran perdedor.
De ser tercera fuerza en el Congreso ha pasado a ser sexta, quedando incluso por debajo de ERC. Se comprueba que la estrategia de perder su centralidad y virar a la derecha ha sido un fracaso, ya que muchos de sus votantes han huido a otras formaciones. Difícil situación para Albert Rivera, cuyo liderazgo queda fuertemente dañado.
6.- Podemos (y Pablo Iglesias) bajan, pero resisten.
Al inicio de la campaña, se hablaba de que la debacle podría ser aún mucho mayor de la que ha sufrido finalmente. La posibilidad de ser castigado por parecer el “culpable” de que la izquierda no gobernara, unido a la irrupción de Más País (que ha pinchado estrepitosamente), auguraban una campaña muy difícil para la formación morada. Sin embargo, Pablo Iglesias vuelve a tener en su mano la llave de La Moncloa.
7.- Los nacionalistas calcan los resultados de abril.
Los partidos nacionalistas han repetido prácticamente sus resultados con respecto a los anteriores comicios, lo que demuestra la alta fidelidad de sus votantes. PNV y Bildu dominan nuevamente en País Vasco y Cataluña sigue siendo un polvorín. Aunque la noticia más destacada es la fuerte irrupción de CUP en el Congreso, los dos bloques (independentistas y no independentistas) están de nuevo prácticamente empatados. La sentencia del procés, que tanta atención ha concitado en la campaña, no ha hecho cambiar los resultados en Cataluña aunque sí en el resto de España, a tenor de los resultados de Vox.
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