Entrevistamos a David Redoli, coordinador de Relaciones Institucionales en Solaria Energía y Medio Ambiente, que será profesor de la 12ª edición del Postgrado de Dirección de Asuntos Públicos (PDAP), que comienza el próximo 4 de febrero.

David Redoli es licenciado en Sociología por la Universidad de Salamanca y cuenta con dos másteres, uno en Ciencia Política, por la Universidad de Georgetown (Estados Unidos), y otro en Comunicación de las Organizaciones, por la Universidad Complutense de Madrid, además de haber recibido las becas Erasmus (en la Universidad de Glasgow), Intercampus (en la Universidad de Belgrano, Argentina) y del Centro de Investigaciones Sociológicas (en la Universidad de Harvard, Estados Unidos). Adicionalmente, realizó el Programa de Liderazgo para la Gestión Pública del IESE. Actualmente, es coordinador de Relaciones Institucionales en Solaria, una compañía líder en la generación de energía solar fotovoltaica, 100% renovable y sostenible.

Redoli imparte docencia en numerosos postgrados de universidades de España y de América Latina, entre los que se encuentra el PDAP.

Ha sido director del Gabinete de la Presidencia del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), organismo regulador en el que ingresó en 2010. Entre 2007 y 2010 fue asesor de la Vicepresidenta Primera del Gobierno de España, en La Moncloa. Asimismo, Redoli ha trabajado en el European Youth Forum, en el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, en el Ministerio de Administraciones Públicas y en la Secretaría de Estado de Comunicación. En el ámbito privado, ha sido consultor especializado en Asuntos Públicos en las firmas Edelman, Nearco y LLYC.

Entre 2014 y 2016 fue presidente de la Asociación de Comunicación Política (ACOP). Además, es miembro del Colegio de Doctores y Licenciados en Ciencias Políticas y Sociología.

  • ¿Qué cualidades debe tener un buen profesional de los Asuntos Públicos?

Lo he dicho en más de una ocasión y no me cansaré de repetirlo. El perfil ideal de un buen profesional de los Asuntos Públicos resulta de una combinación de formación y experiencia. Sobre la formación, creo que el experto en Asuntos Públicos debe tener conocimientos en materias tan relevantes como la Ciencia Política, la Sociología, el Derecho, la Psicología, la Economía y, por supuesto, la Comunicación, ya que su labor está directamente relacionada con la comunicación pública. Sobre la experiencia, es muy conveniente haber pasado por el sector público, bien por la parte política o bien por la parte técnica, porque el buen directivo de Relaciones Institucionales ha de ser un excelente conocedor del funcionamiento interno de la vida de los partidos y de las instituciones. A lo que añadiría algo más, aunque suene cándido: ha de ser buena persona, con una integridad demostrada y claros principios éticos para guiarse a través de las buenas prácticas. En este sentido, el Código de Conducta de la Asociación de Profesionales de las Relaciones Institucionales (APRI) o el Código Ético de ACOP son buenos documentos de referencia.

  • ¿Cuál es su opinión sobre la propuesta de regulación del lobby en España?

Todo lo que sea arrojar luz, dotar de mayor transparencia y mejorar el rendimiento de cuentas en este sector es más que bienvenido. En mayo de 2021, el Congreso de los Diputados tomó una importante decisión: acordó tramitar la reforma de su Reglamento para regular los grupos de interés (o lobbies) por 207 votos a favor, 53 en contra y 88 abstenciones. Fue un gran paso adelante que, esperemos, goce de una ágil tramitación parlamentaria.

No obstante, lo ideal sería contar con una ley nacional consensuada, de amplio alcance y aplicable en toda España, orientada, por ejemplo, a garantizar la transparencia en la toma de decisiones políticas y legislativas, a reforzar la seguridad jurídica de las normas y sus procesos de elaboración, a afianzar la legitimidad de los representantes institucionales en su tarea ejecutiva o legislativa, a mejorar la eficacia normativa o a impulsar la rendición de cuentas. La APRI ya ha realizado, precisamente, propuestas en este sentido.

  • Tras su paso por el sector público y el privado, ¿qué diferencias y similitudes encuentra a la hora de hacer lobby en ambos ámbitos?

No me gusta hablar de lobby, ya que es un término anglosajón acuñado hace siglos, que heredamos de tiempos ya demasiado remotos. Prefiero el concepto “relaciones institucionales” o el término “asuntos públicos”.

La verdad es que tanto el sector público como el sector privado necesitan vehicular sus relaciones externas con un equipo de profesionales de los Asuntos Públicos, ya que ambos trabajan en contextos complejos, llenos de interacciones múltiples y constantes con otras instituciones y respondiendo a múltiples demandas. Sin embargo, hay una diferencia evidente: las relaciones institucionales de las administraciones públicas se realizan en el contexto de la prestación de servicios públicos a los ciudadanos, financiados con los impuestos de todos y, normalmente, bajo mandatos de carácter político. Por su parte, las relaciones institucionales de las empresas tienen como objetivo ayudar a la venta de un producto y contribuir al fortalecimiento y crecimiento de la empresa a través de la defensa de sus intereses económicos.

  • ¿Qué importancia tiene el lobby en la actividad de las empresas?

Mucha. Básicamente porque los Asuntos Públicos aglutinan cuestiones que son ya inherentes a nuestro ecosistema económico. Toda línea de negocio relevante requiere de un relato, de una narrativa clara que posicione adecuadamente a la empresa en su entorno político, mediático y social. Por eso, las empresas serias tienen que saber dialogar, saber explicar adecuadamente sus proyectos a públicos muy diferentes, saber entenderse con competidores y con aliados, saber negociar y, sobre todo, saber pactar. Y esto requiere de un equipo de profesionales de las relaciones institucionales. En el fondo, de lo que se trata es de convencer para aprovechar sinergias y conseguir el mejor beneficio para el mayor número posible de actores.

En mi opinión, hay una serie de bienes intangibles que son cruciales para cualquier organización, como la construcción de una buena reputación, a ganar confianza y a gozar de credibilidad.

Además, las empresas necesitan reducir el nivel de incertidumbre y, en un entorno tan competitivo como el actual, necesitan también anticiparse a los escenarios que están por venir. Porque de crear escenarios favorables es, en esencia, lo que se persigue desde cualquier departamento de Asuntos Públicos. Eso es lo que te da un buen posicionamiento, tanto de cara a los medios de comunicación como de cara a los mercados, al mundo político, a los inversores y a los consumidores.

  • ¿Algún consejo para construir unas buenas relaciones institucionales?

Uno solo: hay que hacerlas de manera profesional, es decir, con conocimientos del sector en el que se trabaja y no buscando únicamente objetivos a corto plazo. Las relaciones institucionales son una parte crucial de los activos intangibles de cualquier organización.

Como suele decir Daniel Ureña, Socio Fundador y presidente de MAS Consulting y ex presidente de ACOP, “atrás quedaron los tiempos en los que una buena agenda de nombres y teléfonos eran el principal (y a veces) único secreto del viejo lobista. Durante demasiados años el trabajo del lobista se identificaba con el del conseguidor, con el de un personaje con buenas habilidades sociales y una larga agenda de teléfonos”. Comparto la idea de que ese tipo de lobby ya caducó. Una buena red de contactos es importante, pero no suficiente.

  • ¿Por qué razones se debería cursar el PDAP?

Por muchas razones. Pero destacaría dos.

Primero, para aprender a gestionar la anticipación. Son muchas las organizaciones que aún entienden el lobby a posteriori, es decir, cuando el proyecto de ley ya está anunciado, encima de la mesa, o cuando el problema, el que sea, ya ha eclosionado. Eso es un error. El lobby bien entendido busca la anticipación como factor clave para lograr resultados. Por ello, es imprescindible que los profesionales de la gestión de los intereses de las empresas sean capaces de identificar los escenarios que están por venir y sepan anticiparse a ellos (para que su voz sea tenida en cuenta tanto en los procesos regulatorios como en la toma de decisiones, sin perder nunca de vista el interés general). Algo así requiere de una formación específica como la que ofrece el PDAP de Mas Consulting.

Y, segunda razón, este postgrado permite a los alumnos entrar en contacto con una red de profesores con dilatada experiencia y reconocimiento en el ámbito de los Asuntos Públicos. Esta experiencia educativa creo que ayuda a formar a profesionales de las relaciones institucionales desde la transparencia, el buen gobierno y el rendimiento de cuentas.

 

Postgrado de Dirección de Asuntos Públicos

El Postgrado de Dirección de Asuntos Públicos es el programa pionero en España especializado en lobby; su 12ª edición tendrá lugar entre el 4 de febrero y el 2 de abril de 2022. Desde 2011, el PDAP ha formado a un gran número de directivos y profesionales del mundo de la empresa, la Administración Pública y el Tercer Sector. Más información aquí.