Por su interés reproducimos este artículo publicado en Expansión por el profesor Santiago Álvarez de Mon:

Cuando la realidad supera la ficción

Solo a través de experiencias de sufrimiento y prueba el alma del ser humano se fortalece, la visión se aclara, la ambición se inspira y eleva, y el verdadero éxito se alcanza. Casi todos los hombres y mujeres que han sido históricamente horados por sus servicios a la Humanidad fueron moldeados con los usos y maneras de la adversidad. Triunfaron porque rehusaron abandonar ante las dificultades y oposiciones encontradas”. Palabras de Hellen Keller (1880-1968), sorda, muda y ciega a los pocos años de edad, investidas de una autoridad diferencial. Habla, con fundamento, en primera persona del singular. Acostumbrados en los estudios sobre el fenómeno humano del liderazgo a una catarata insulsa y prolija de lugares comunes y banalidades, la adversidad se revela como escuela superior especializada en los estudios más serios sobre relación tan controvertida. Nos espabila con sus demandas y exigencias, y nos urge a responder con celeridad y firmeza.

Si aplico esta lógica argumental a la realidad más rabiosa, surge descollante la figura del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski. Sobre él ha redactado un informe interesante la consultora de Asuntos Públicos MAS Consulting. De esa fuente extraigo literalmente algunas claves biográficas. Nacido el 25 de enero de 1978, aunque completó la carrera de Derecho, nunca ejerció como abogado. Hasta 2019 su trayectoria profesional está vinculada con las artes escénicas. Momento decisivo, año 2014. La caída del gobierno de Víktor Yanukóvich, la anexión de Crimea por Rusia, la autoproclamación de las repúblicas de Donetsk y Lugansk, región del Donbás, con algunos de los factores geopolíticos que jalonan su peripecia política.

En este incierto contexto nació Servidor del pueblo, una sátira política que impulsó la popularidad de Zelenski interpretando a Goloboradko, un profesor que acaba convirtiéndose en presidente del país. En diciembre de 2018, Zelenski anunció su candidatura a las elecciones presidencias de Ucrania. Con un 73% de los votos en la segunda vuelta derrotó en las urnas al presidente Poroshenko. Su discurso de investidura en mayo de 2019, ciertamente profético, muestra su olfato para anticipar el futuro: “Querida nación, durante mi vida he hecho todo lo posible para que los ucranianos rían. Sentí que no era sólo mi trabajo, sino mi misión. Durante los próximos cinco años, haré todo lo posible para que vosotros, ucranianos, no lloréis”. De la parodia a la cruel realidad, de la comedia al drama. De las diferentes cualidades distintivas de su liderazgo, subrayaría cuatro.

  1. Propósito. Trabaja al servicio de un proyecto, de una causa, que merece la pena. Ese sentido de la misión es lo que permite elevarse por encima de sus miserias y limitaciones y fijar la mirada, como M. L. King, en un sueño contagioso, la libertad, la paz de su pueblo. ”La cuestión para nosotros ahora es ser o no ser… Puedo dar una respuesta definitiva, en sí, ser. Ser libres”.
  2. Carácter. Pozo insondable del que extraer fuerzas de flaqueza, cuando otros estarían tentados de arrojar la toalla, Zelenski se viene arriba tirando de su reserva intelectual, anímica, moral. “No tengo miedo a tomar decisiones difíciles. No vamos a deponer nuestras armas. Vamos a defender nuestra nación…Cuando nos ataquen verán nuestras caras, no nuestras espaldas”.
  3. El arte de la persuasión. Capacidad de convencer, de persuadir, de influir en el estado de ánimo de los demás, de generar confianza, de irradiar ilusión, esperanza, se torna cualidad decisiva de los mejores líderes. Si uno sigue las intervenciones por videoconferencia de Zelenski en el Parlamento alemán, en la Cámara de los Comunes, en el Congreso norteamericano, en el Parlamento israelí…, su entrevista en exclusiva a Fareed Zakaria en la CNN… se da cuenta de que está ante un animal comunicador. Metáforas, pasajes históricos, citas memorables, consciente de la audiencia a la que se dirige, encuentra el canal con el que llegar y enamorarla. Sus intervenciones en las redes sociales alcanzan millones de reproducciones. Y no olvidemos su discurso más elocuente, su ejemplo, su vida diaria. “Yo estoy aquí. Permanezco en Kyiv. No me escondo. No tengo miedo, por mucho que cueste ganar esta guerra”. Auténtico, genuino, moviliza las mejores fibras del sufrido y valeroso pueblo ucraniano.
  4. Optimismo. Recupero palabras de Hellen Keller que suenan claras y pertinentes para estos tiempos difíciles. “Conozco bien la maldad del ser humano. Mi optimismo no descansa en la ausencia del mal, sino en la creencia de que el bien prevalece al final”. Actitud encomiable cuando todo invita a desistir, cuando los peores nubarrones amenazan la tormenta perfecta, definitiva, una mirada esperanzada atisba un rayo de luz. Discípulo aventajado de Keller, Zelenski visualiza un horizonte mejor. “La noche será dura, muy dura. Pero la mañana llegará”.

Una lección magistral de liderazgo, diaria, existencial, que debiera despertar la conciencia de un occidente enredado en sus dimes y diretes. Es una cuestión de justicia, de dignidad.