El pasado miércoles 14 de abril, el movimiento teapartista cerró en Boston una marcha de protesta que ha llevado a los simpatizantes de este fenómeno político norteamericano a defender su credo por cerca de medio centenar de ciudades estadounidenses.

El enclave no es casual. Como ya explicáramos, el Tea Party Movement es la recuperación de algunos de los valores que inspiraron el motín del té que hace 230 años marcó en Boston el inicio del movimiento de independencia norteamericano de la metrópolis británica. «Responsabildiad fiscal, gobierno limitado, libre mercado» son los tres pilares de la identidad de este grupo que, aunque cercano, no hay que confundir con el Partido Republicano.

El Tea Party Movement ha repurado la Gadsden Flag, bandera independentista
El Tea Party Movement ha recuperado la Gadsden Flag, bandera independentista

«El impulso del movimiento Tea Party es el exceso del gasto e imposición del gobierno», dice el enunciado de los principios del Tea Party Patriots, una organización que se define como un movimiento grassroots, aquella manera de canalizar la acción ciudadana que aupó a Obama a la presidencia en 2008, y que ahora los simpatizantes conservadores han decidido aprender. «Nuestra misión es la de atraer, educar, organizar y movilizar a la ciudadanía para asegurar una política pública fiel a nuestros tres principios»

El Tea Party Movement está sentando los cimientos de una posible victoria republicana en las elecciones legislativas de noviembre (las mid-term elections), con una agenda y una estrategia electoral propia y meditada que puede suponer excelentes réditos electorales para el Grand Old Party (como leíamos en este artículo de ABC de Pedro Rodríguez).

El teapartismo no tiene candidatos propios. Califican de ‘cruel ironía’ la posibilidad de que la movilización de conservadores de mayor ímpetu de los tiempos pueda suponer una división dentro del Partido Republicano.Así que por ahora se limitan a utilizar sus dotes organizativas y para expresar sus ideas.

Aunque también están demostrando pericia recaudando dinero para la causa.

Un dinero que, según Sal Russo, antiguo ayudante de Ronald Reagan y ahora gurú del Tea Party (…) se piensa utilizar sobre todo contra un selecto puñado de vulnerables legisladores del Partido Demócrata. Según Russo, «nos encantaría vencer a Nancy Pelosi en San Francisco pero ella es demasiado fuerte. Tenemos que concentrarnos en lo que realmente podemos conseguir».

Concer las limitaciones propias es un requisito previo imprescindible para una estrategia hábil.

Según el Tea Party afina su estrategia y su extiende su mensaje, adelgaza el número de escépticos que consideraba a este grupo como un puñado de retrógrados con pistolas. No faltan en las filas del Tea Party desencantados con la administración de Obama y nostálgicos de los valores fundacionales de Estados Unidos.

Imágenes de la manifestación del Tea Party Movement de septiembre de 2009