La profesión de lobista se ha abierto paso en España y hoy en día se ha producido una normalización del lobby y una profesionalización de su actividad. Ser lobista se ha identificado habitualmente con la persuasión, la agenda de contactos y la capacidad de influir de la persona. Pero estas tres características, que son importantes, no son las únicas ni tampoco las más esenciales para poder dedicase a esta profesión. Entonces, ¿qué cualidades debe tener el buen lobista?
- Conocimiento de los procesos legislativos. Para un buen lobista, es básico tener conocimientos de derecho y seguir la actualidad legislativa, dado que se trata de una profesión rigurosa.
- Comunicación eficaz. Sin duda, la capacidad de comunicar y expresar los argumentos en pro y contra de forma clara y concisa es fundamental para ejercer la profesión.
- Generar consensos. Ser lobista no significa imponer sobre la otra parte una forma de entender o regular una situación, sino que el objetivo es que una regulación incluya diversas sensibilidades que puedan contentar a la mayoría de las partes.
- Entendimiento del funcionamiento de la política. En este sentido, los actores políticos son fundamentales, dado que ejercen en numerosos casos como legisladores, por lo que entender su proceder es esencial.
- Capacidad de análisis. Se trata de una de las habilidades más valiosas en un lobista. La observación, la lógica y la creatividad forman parte de la capacidad de análisis, que permite procesar toda la información para tomar las mejores decisiones y obtener los mejores resultados.
- Capacidad de síntesis. Junto con la de análisis, esta capacidad es clave para el lobista. Los procesos en los que se verá involucrado requieren procesar muchísima información a sintetizar.
- Visión internacional. El lobista está interesado por aquello que sucede en el contexto internacional, ya que muchas prácticas que se realizan en otros países pueden ser de aplicación en el caso concreto que le atañe.
- Adaptación al cambio. El día a día del lobista es muy distinto a cualquier otra profesión. Cada jornada de trabajo incluye nuevos retos y desafíos, muy dispares entre los mismos.
- Capacidad de aprendizaje. Para destacar en la profesión, siempre hay que ir por delante en cuestión de aprendizaje para poder dar solución a lo que se requiere. Y en numerosas ocasiones habrá que aprender a marchas forzadas sobre un sector del que no se tenían conocimientos previos.
- Dominio de los medios de comunicación. Sin duda, los periodistas son actores clave para informar y canalizar las demandas del lobista.
- Visión estratégica y metodológica. Todo plan de lobby debe ser construido a partir de una estrategia y una metodología. Ser lobista no consiste solamente en conseguir reuniones con los principales tomadores de decisiones.
- Principios éticos. Ser lobista es una profesión rigurosa y que siempre debe enmarcarse dentro unos principios éticos, dado que lo contrario no sería ejercer como lobista.
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