Por Enrique Cocero
¿Fue 2008 el año de Internet en las presidenciales de Estados Unidos? En apariencia puede que sí, pero si pensamos con detenimiento: ¿cómo se llega a mover mucha gente por Internet y hacer que el mensaje se prodigue rápidamente? y sobre todo ¿qué mensaje?
Y este año ¿cuál es motivo diferencial? ¿de nuevo Internet y las redes sociales?
En las elecciones de 2000 que enfrentaban a George W. Bush, entonces Gobernador de Texas, con Al Gore, entonces vicepresidente de los Estados Unidos, se cuenta que pocos días antes de las elecciones Karl Rove, el principal estratega de la campaña republicana, miró las encuestas, se volvió al candidato y le dijo: «No hay de qué preocuparse. Estas elecciones están ganadas».
¿Ganadas? Esas elecciones fueron ganadas por Bush, sí, pero el voto popular (número de personas que te votan, voto a voto en todo el país) se lo llevó Gore por algo más de medio millón de votos. Y no sólo eso; el resultado final se dirimió en torno a los 25 votos electorales que suponen el Estado de Florida. Muchos recordarán la cara del juez Rosenberg verificando papeletas una a una en una reclamación que duró más de un mes y que fue resuelta por la Supreme Court en dos diferentes votaciones.
Rove estaba muy enfadado. ¿Cómo había sido posible semejante equivocación?¿Dónde estaba el error? Karl Rove se caracteriza por no rendirse y por poner los medios necesarios para conseguir resultados, así que lo primero que hizo fue convocar eventos para recaudar dinero para la reelección al poco de llegar Bush al Despacho Oval. Y su plan radicaba en que el primer paso para llegar a la reelección estaba en tener un sistema fiable para hacer llegar el mensaje a la gente que puede ser votante de tu candidato. ¿Cómo? Primero sabiendo quién te puede votar y quién no te votaría jamás. Dicho así puede parecer sencillo, pero la pregunta más concreta es ¿sabes quiénes y dónde están aquellos que te puede votar?
Rove lo acabó sabiendo, incluso, desarrolló un plan para ir casa por casa y llamada a llamada a localizarlos en las 72 horas anteriores a la votación. Lo puso en práctica en los midterms de 2002 y en las elecciones de 2004. Bush se llevó 31 de los 50 estados en juego, la participación aumentó en un 2,5% y el voto popular fue para el Presidente por más de tres millones de votos de diferencia. Parece ser que Rove había acertado de pleno. Actualmente, y debido a esto, a Rove se le considera en la política americana un Game Changer, o aquél que ha cambiado las reglas del juego porque, desde entonces, no hay campaña que no tenga un Field Director, o persona que se encarga de coordinar las iniciativas zona por zona.
Este método no cayó en saco roto y los demócratas supieron sacar provecho de la derrota para imponerse en 2008 tanto en las presidenciales como en Congreso y Senado. Muchos dirán que Obama era un candidato diferente, que aportaba mucha frescura a un proceso que parecía en manos siempre de los mismos y que esa frescura supo traducirse en un mensaje (Hope) y en una forma de comunicación novedosa (Internet). ¿En serio? Entonces, ¿cómo sabes quién escucha tus mensajes? o ¿cómo sabes que el dinero que te cuesta poner un anuncio o distribuir un correo da en el blanco respecto a la gente que debe ser convencida? Dicho de otra manera ¿cómo sabía Obama que sus cartas e e-mails no los recibía un convencido del Tea Party? ¿Cómo sabía quién podía extender su mensaje por las redes sociales o quién simplemente iba a borrarlo? Si se lo mandas a alguien que lo borra o lo tira a la papelera no es que pierdas un votante, porque nunca lo tuviste; pierdes dinero y el dinero es un bien escaso.
La cuestión no está en tener gente encargada de las redes sociales mandando correos, tweets o posteando en Facebook permanentemente, al igual que no está en llamarles o en soltar panfletos al aire a ver quién los coge (por ordenar los métodos desde el más sofisticado al más rústico y sin entrar en el terreno de los mítines). Está en saber a quién llegas y que esa persona extienda tu mensaje. Este año algunas campañas demócratas y algunas menos republicanas, que se pueden contar con los dedos de una mano, trabajan en mejorar el proceso.
Un proceso que es pura inversión, porque se gane o se pierda los resultados del análisis servirán para dentro de dos años en los Midterms y para dentro de cuatro en las siguientes presidenciales. Es un proceso de constante ensayo-error-ajuste. Cuánto más información recoges, más depurada es tu base de datos y cuánto más depurada, más ajustada a realidad y a mejor perfil de la población, mayor tasa de acierto… siempre que las decisiones se tomen correctamente, pero esto ya es otro cantar.
Para finalizar y contestar al inicio del artículo, el diferencial este año está en el voto por correo. Una vez agotada la novedad de Internet y las redes sociales porque todo el mundo accede a ellas, se está animando a la gente a que vote por correo y se prevén hasta 4,5 millones de votos emitidos por este procedimiento. El sistema de cómo llegar a esta gente y que vote por correo por tu candidato, al igual que el buscar gente en las redes sociales, mandar correos electrónicos o convencionales, es una evolución del sistema descubierto por Rove a principios de la década pasada y actualmente a nadie se le ocurre ni pensar en saltarse ese paso.
Enrique Cocero (@enriquecocero) es un gran conocedor de la política estadounidense. Tras una larga trayectoria profesional en el mundo de las telecomunicaciones, actualmente reside en Estados Unidos y colabora activamente en una de las campañas más reñidas para el Senado del próximo mes de noviembre.