Las elecciones a gobernador de Nueva Jersey y Virginia del pasado 5 de noviembre pueden haber sido fundamentales para determinar el futuro del partido republicano (GOP) de cara a las Presidenciales de 2016.  En ellas tomaban parte dos candidatos que representan las dos corrientes que dividen al GOP actualmente y que se enfrentarán por situar a sus aspirantes al frente del partido para las presidenciales de 2016.

Por un lado, Chris Christie, gobernador de Nueva Jersey (NJ) y el adalid de un conservadurismo moderado y conciliador. Por el otro, Ken Cuccinelli, Fiscal General de Virginia y aspirante a gobernador en dicho estado, representa al Tea Party. Mientras Cuccinelli y su discurso inflexible perdieron en Virginia, Christie lograba un triunfo histórico en Nueva Jersey. Sin embargo, la clave no está tanto en los resultados sino en cómo se han producido estos.

Pese a formar parte del mismo partido, Christie y Cuccinelli son muy diferentes desde el punto de vista político. El candidato por Virginia defiende un republicanismo basado en una pureza ideológica fervientemente opuesta al uso de anticonceptivos, al aborto y al matrimonio homosexual y un gobierno federal reducido al mínimo. Este discurso tiene mucho apoyo en los Estados más conservadores con predominio de población blanca, pero encuentra muchas dificultades para competir en Estados con mayor diversidad social al tener problemas para atraer el voto joven, moderado, femenino, latino y afroamericano.

Las elecciones en Virginia han sido una buena prueba de un fenómeno que parece ir reduciendo el electorado potencial del GOP: un Estado tradicionalmente republicano donde los cambios demográficos han idoreduciendo la proporción de votantes blancos evangélicos, principal apoyo de Cuccinelli, y donde, desde 2004, los demócratas han vencido en las principales elecciones.

El candidato del Tea Party obtuvo 81% del voto blanco evangélico y se impuso entre los adultos de más de 45 años, pero obtuvo la mitad de votos que el candidato demócrata entre el resto del electorado, especialmente entre mujeres, jóvenes y afroamericanos. De hecho, sólo el 8% de esto. Cuccinelli tan sólo perdió por un 3%, pero su electorado, la población blanca, ha pasado de representar el 79% en 2009 al 72% en 2013, un fenómeno que afecta a toda la nación y parece que solo acaba de empezar.

Christie también se opone al matrimonio homosexual, sin embargo, su perfil conciliador y menos ideológico le llevó a no apelar la sentencia que permite matrimonios del mismo sexo en Nueva Jersey. El Gobernador de NJ no se basa tanto en la ideología, como en su personalidad afable,  liderazgo y, sobre todo, capacidad de compromiso. Tanto es así que obtuvo el apoyo de 59 cargos demócratas y no esconde su buena relación con Obama. No sólo venció por 22 puntos en territorio demócrata, sino que lo hizo frente a una candidatura que contaba con una sindicalista hispana como número dos, imponiéndose entre casi todos los grupos sociales y obteniendo el 51% del voto latino.

Desde 2009, el Partido Republicano ha tenido problemas para atraer el voto fuera de su electorado blanco y conservador. Muchos analistas lo asocian al giro conservador del GOP derivado del surgimiento del Tea Party. Sin embargo, Christie ha demostrado que es posible ganar en estados demócratas y obtener el apoyo de las minorías mediante un perfil conciliador e integrador que ha ido creando una relación con éstas a base de trabajo conjunto durante años.

Gracias a ello, Christie ha pasado de ser más conocido por sus problemas de peso en 2008 a ser uno de los favoritos para las primarias republicanas de cara a 2016. Frente a él, destacan, por el momento, dos campeones del Tea Party como Marco Rubio y Ted Cruz, junto a Rick Perry, Gobernador de Texas.