Vivimos en un tiempo en que el activismo, la participación de la sociedad civil en la vida política, está transformando los códigos tradicionales de relación entre los electores y los elegidos, entre los gobernantes y los ciudadanos, pero también entre las empresas y sus clientes. Los mensajes ya no son unívocos, no viajan en una sola dirección y la gente ha tomado cada vez más conciencia de su capacidad para cambiar aquello con lo que no está de acuerdo.

¿Qué lleva a alguien a alzar su voz por una causa, a movilizarse e intentar cambiar las cosas? The Washington Post se hizo esa misma pregunta y entrevistó activistas de distintos perfiles para intentar encontrar las claves que llevan a alguien, en un contexto que describen como de división en el país, a responder esa «llamada a cambiar las cosas».

Desde MAS Consulting iniciamos una serie de posts dirigidos a analizar el activismo desde el punto de vista de su motivación. Comenzamos con tres perfiles similares pero con importantes diferencias entre ellos. Los tres han luchado por los derechos civiles, aunque desde orígenes y contextos distintos. Pero, sobre todo, los tres coinciden en señalar a una persona en la que encontraron la inspiración para iniciar su activismo.

john-lewis1John Lewis, Congresista, 77 años, lider estudiantil del movimiento de derechos civiles. En el Congreso desde 1987, recibió en 2011 la Medalla Presidencial de la Libertad. Siendo un niño, John Lewis vio por primera vez los carteles que discriminaban a negros y blancos en los espacios públicos de Alabama. Preguntó a sus padres, a sus abuelos e incluso a sus bisabuelos, y la repuesta fue la misma: “Así son las cosas. No te metas en problemas”. Poco después, escuchó por primera vez a Martin Luther King en la radio, supo de la insumisión de Rosa Parks. A los 17 años la conoció y al año siguiente al Dr. King. “Cambió mi vida”, confiesa. John Lewis rememora también como clave la figura de un pastor, James Lawson, que empezó a enseñarle a él y a otros jóvenes en Nashville la disciplina de la no violencia. El congresista recuerda cómo se sintió la primera vez que le detuvieron durante una sentada pacífica: “Libre”. Ahí es donde está la clave, según él, de su activismo. “Sentí que crucé la línea. Que no era sólo ese momento, ese día, la semana siguiente o el próximo año. Que era una forma de vida”.

Dolores-Huerra1Dolores Huerta, 87 años, líder sindical y activista de los derechos civiles de California. Fundadora del United Farm Workers. En 2012 recibió la Medalla Presidencial de la Libertad. Se describe a sí misma como una niña tímida con una madre que siempre la empujó a dar la cara. Por eso, desde pequeña estuvo implicada en todo tipo de organizaciones de su comunidad, desde las Girl Scouts hasta un centro juvenil que organizó en el instituto. Al igual que el congresista Lewis, Dolores Huerta describe un momento y a una persona como el punto de inflexión en su vida: estando en la universidad conoció a Fredd Ross, que estaba organizando la Community Service Organization (CSO), «aquel encuentro cambió mi vida”, confiesa mientras recuerda que Ross les mostró cómo habían conseguido avanzar en pos de la igualdad y contra la discriminación racial. Huerta terminó siendo la Directora Política de la CSO, pero tiempo después abandonó la organización al no encontrar apoyo para una nueva causa: los derechos de los trabajadores del campo. La activista lo dejó todo –una vida acomodada, ingresos asegurados…- y, junto a César Chávez, comenzó de nuevo hasta montar la United Farm Workers.

Harry-Belafonte1Harry Belafonte, 90 años, cantante y actor, participó en el inicio del movimiento por los derechos civiles, convirtiéndose en confidente de Martin Luther King. Este actor responde con contundencia a la pregunta de qué le hizo convertirse en activista: “Nacer en la pobreza”. Harry Belafonte relata cómo la crueldad que vio recaer sobre los suyos, la lucha de su madre –“mujer de color e inmigrante sin educación ni recursos”- y el hecho de que siempre existiera la sugerencia de que había una vida mejor a la que aspirar alimentó su idea de que tenía que hacer algo para cambiar las cosas. “Nunca pude entender por qué se nos negaba esa vida mejor”, asegura Belanfonte. En el caso del actor, la persona que marcó su vida hacia el activismo fue su madre. Un día, cuando él tenía 7 años, le dijo: “Harry, hijo, prométeme una cosa. A medida que vayas creciendo y veas injusticia, nunca dejes de hacer algo”. A partir de ahí, tras regresar de la Segunda Guerra Mundial, fue un día al Teatro de Negros de Nueva York y descubrió la canción y las tablas, y supo que con eso podía hacer algo.