Uno de los temas que se abordarán en el 10º Seminario Internacional de Comunicación Política: Claves para el futuro de la comunicación de líderes, gobiernos y partidos que organizamos el próximo día 14 de diciembre junto a The George Washington University serán las últimas elecciones en Estados Unidos.

Y en esas elecciones uno de los factores que ha desequilibrado la balanza a favor de Obama, dándole la reelección, ha sido su estrategia para hallar a potenciales votantes. Es lo que se conoce como microsegmentación o microtargeting. Gracias a esta técnica, el equipo de Obama pudo obtener una información lo más detallada posible de cada votante para lanzarle un mensaje personalizado.

Para lograr esto, el equipo de campaña del candidato demócrata formó hace dos años un grupo de trabajo compuesto por analistas y matemáticos cuya misión era, mediante una serie de algoritmos y métodos estadísticos, elaborar una base de datos con información sobre potenciales votantes demócratas con el objetivo de hacer una segmentación lo más precisa posible.

Esta técnica ya es aplicada desde hace tiempo por las empresas, pero no fue hasta hace unos años cuando se introdujo en la comunicación política. Fue precisamente el propio Obama uno de los pioneros en emplearla en el campo de la política.

Gracias a la información que le proporcionó esa base de datos, Obama logró personalizar tanto su mensaje que cada votante tenía la sensación de que el Presidente se estaba dirigiendo a él. Pero además, su equipo de campaña no solo sabía cuáles era los mensajes a lanzar, sino también el canal por el que había que hacerlo. De esta forma, podía aplicar diferentes estrategias en función del canal por el que se dirigía.

Así por ejemplo para los votantes usuarios de redes sociales, el equipo de campaña de Obama creó una aplicación para Facebook que enviaba, a quien se la descargase, imágenes de sus amigos en aquellos estados indecisos. De esta forma, lograba que los usuarios de esa aplicación animasen a sus amigos a votar. Tras las elecciones, se descubrió que una de cada cinco personas que recibió ese mensaje había acudido a votar precisamente porque se lo había recomendado un amigo suyo.