En las últimas semanas estamos asistiendo a movilizaciones de diferentes sectores de la sociedad en defensa de sus intereses. Las medidas que los Gobiernos autonómicos y central han tenido que tomar, como consecuencia de la crisis, no siempre gustan a las partes afectadas. Y éstas, precisamente, para defender sus intereses llevan a cabo distintas acciones con el objetivo de expresar su malestar con las medidas.
Pese a que en muchas ocasiones se suele confundir el lobby con el tráfico de influencias y la corrupción, lo cierto es que el lobby no es otra cosa que la representación de los intereses legítimos de los diferentes actores que conforman la sociedad (sindicatos, colegios profesionales, empresas, ONG, etc.). Y esta representación de intereses se considera “necesaria en el engranaje democrático” según las instituciones de la Unión Europea.
Todos los días, los medios de comunicación llevan noticias relacionadas con movilizaciones, protestas, cartas al director y diferentes acciones online. Desde los ganaderos que protestan por los precios de los productos lácteos, hasta los sanitarios que lo hacen por los cambios en los modelos de gestión, pasando por los fruteros que reparten gratis sus productos para luchar contra los precios de las frutas, etc. Estas acciones se pueden enmarcar dentro del lobbying indirecto, también conocido como grassroots lobbying en el entorno anglosajón, aquel que va dirigido a movilizar a la opinión pública. Este tipo de acciones son tan importantes como el contacto institucional directo con los poderes públicos.
Precisamente, este es uno de los temas que se tratarán en el Postgrado de Dirección de Asuntos Públicos que organiza MAS Consulting y la Universidad Pontifica Comillas (ICADE), donde se analizarán algunos de los casos de éxito de los últimos años.
Desde el próximo 1 de febrero y hasta el 23 de marzo, este postgrado enseñará, entre otras cosas, a conocer el funcionamiento interno de los actores que influyen de manera directa o indirecta en la toma de decisiones políticas.