La carrera hacia la alcaldía de Nueva York ha entrado en su recta final con tres semanas marcadas por tres debates entre Joe Lhota y Bill de Blasio. El equipo de Lhota, a unos 45 puntos por detrás del demócrata según los últimos sondeos, viene depositando sus esperanzas en estos encuentros para dar la vuelta a la situación. Sin embargo, todo parece indicar que esto no va a suceder.
Los debates fueron programados para los días 15, 22 y 29 de octubre, uno cada martes previo a las elecciones del 5 de noviembre. Los dos primeros han tenido una hora de duración y un formato en el que las preguntas vienen directamente de los presentadores o de la audiencia a través los mismos. Los candidatos no podían hacerse preguntas entre ellos ni hacer discursos de apertura. Además, como novedad, se han eliminado las rondas de preguntas rápidas. Mientras que el debate final del día 29 tendrá un formato ligeramente distinto, con una duración de 90 minutos.
El candidato republicano tenía y tiene como objetivo el ser capaz de dar razones de peso a los ciudadanos para no votar al demócrata, algo difícil para Lhota tras 20 años de gestión republicana. Se esperaban debates con un candidato republicano agresivo con muy poco que perder y un De Blasio centrado en no dar titulares ni cometer errores. No obstante, las cosas se han mostrado muy diferentes.
La noche del primer debate, celebrado en la cadena ABC, De Blasio sorprendió a todos, especialmente a Lhota, con una actitud agresiva que arrinconó a su rival y le mantuvo a la defensiva durante toda la contienda. El argumentario demócrata fue muy simple: identificarle con el Partido Republicano nacional (GOP) y el Tea Party, que proponen bajadas de impuestos a las altas rentas y corporaciones, asociaciones demoledoras con un electorado preocupado por la desigualdad social y que culpa al GOP por el cierre parcial gobierno. Lhota trató infructuosamente de devolver los golpes con sus acusaciones de usar la “lucha de clases”, argumento que no ha calado entre los electores. De Blasio salió reforzado al romper la estrategia republicana e impedir a su contrincante transmitir su mensaje.
Por ello, en el segundo debate del martes 22, celebrado en Universidad de Nueva York, se vio a un Lhota agresivo y centrado en comunicar su mensaje: De Blasio es un gestor idealista sin experiencia que va a incrementar los impuestos y provocar un aumento del crimen reducido por los republicanos. Ante esto, De Blasio se mostró dubitativo por momentos y desapareció el político de discurso ágil que ha demostrado encontrarse cómodo ante las cámaras durante los últimos meses. Así, Lhota recuperó parte del terreno perdido en la noche del 15 de octubre.
El encuentro final, que tendrá lugar en los estudios de la WNBC el día 29 de octubre, se anticipa como un debate agrio que puede volver a degenerar en duras acusaciones. A pesar de ello, a los republicanos se les está terminando el tiempo para poder dar la vuelta a unas elecciones que muchos medios de comunicación y analistas ya dan por perdidas para los republicanos.