El diario económico Expansión publica hoy una tribuna de opinión de Daniel Ureña, Socio & Director General de MAS Consulting Group.

Por su interés la reproducimos completa a continuación:

A pesar de los rumores, las presiones y las quinielas, Mariano Rajoy consiguió evitar las filtraciones y mantener en secreto los cambios en la dirección del Partido Popular. El Presidente del Gobierno es consciente de que se la juega en las próximas elecciones y, por ello, la decisión más importante que ha tomado ha sido el nombramiento de Jorge Moragas, su jefe de gabinete, como director de campaña.  De esta manera, Moncloa toma el control de una campaña que no ha hecho más que comenzar y en la que es de esperar que el protagonismo de Rajoy sea muy relevante.

Jorge Moragas tiene por delante el reto de diseñar una campaña que recupere a los millones de votantes del PP que durante los últimos años se han distanciado del partido, tanto en las elecciones europeas como especialmente en las últimas municipales y autonómicas.  En este sentido, la comunicación entre el Gobierno y  Génova no ha sido la más fluida en la última legislatura, una situación que debería enmendarse, ya que para ganar unas elecciones se necesitan grandes dosis de coordinación y de movilización. El Partido Popular tiene una gran estructura en toda España que necesita ser engrasada y activada, lo que pasa por volver a ilusionar a sus militantes y simpatizantes.

En esta tarea Pablo Casado, el nuevo Vicesecretario de Comunicación, tendrá un papel primordial. Casado se ha convertido en poco tiempo en uno de los referentes del partido gracias a su imagen fresca, sus buenas dotes de comunicador y su sólido discurso. En los últimos meses, se ha curtido en los platós de televisión y los estudios de radio desenvolviéndose con gran habilidad, algo a lo que el PP no nos tenía muy acostumbrados últimamente.  Las nuevas reglas del juego obligan a que los partidos cuenten con dirigentes que comprendan que la política no es sólo gestión, sino que las emociones, las ideas y los principios siguen siendo cruciales. Por ello, la economía es importante, pero no es lo único importante.

En las nuevas incorporaciones a la dirección del Partido Popular destaca la inclusión de Javier Maroto,  el ya ex alcalde de Vitoria que, a pesar de no haber podido formar gobierno en su ciudad, sí consiguió mejorar sus resultados en las urnas gracias a una buena comunicación y a una valiente agenda política, dos aspectos que el PP necesita a nivel nacional.  Otro de los fichajes de Rajoy para Génova es Fernando Martínez Maíllo, Presidente de la Diputación de Zamora y Vicepresidente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), que será el nuevo Secretario de Organización en sustitución del Carlos Floriano.

También ha sorprendido la incorporación de Andrea Levy, de 31 años, la joven promesa del Partido Popular de Cataluña, que pasa a ser la nueva Vicesecretaria de Estudios y Programas tras la salida de Esteban González Pons. Levy cuenta también con una gran experiencia en medios y puede aportar frescura a un partido necesitado de savia nueva.

Rajoy no es amigo de revoluciones y por eso quizá se entiende que los cambios no han llegado a toda la cúpula del partido. Así, María Dolores de Cospedal sigue al frente de la Secretaría General, pero es probable que pierda protagonismo en los próximos meses. También se mantiene un histórico como Javier Arenas que sigue gozando de la confianza del Presidente.

El desafío que el Partido Popular tiene por delante no es pequeño. El nuevo contexto social y político hace que hoy no gane el más grande, sino que gane el más rápido, es decir, el que mejor sea capaz de identificar los cambios en los que estamos inmersos y sepa adaptarse a ellos.  Por ello, los ajustes en el Partido Popular no deberían limitarse a unos nombres por otros, sino que el PP necesita abrirse mucho más a la sociedad, recuperar su identidad y su agenda política y ser capaz de incorporar sistemas de elección más acordes a los tiempos actuales; en definitiva, debe adaptarse a una sociedad en constante cambio pero sin renunciar a hacer política.  Y hoy la política no sólo se hace en los despachos; sino que también se hace en las calles, en los medios y en las redes.