El pasado 1 de enero de 2018 entró en funcionamiento el Registro de Lobbies del Ayuntamiento de Madrid, que convertía a la capital en la primera ciudad en contar con una herramienta de este tipo. Dicho registro, obliga a inscribirse a «toda persona física y jurídica, o entidades sin personalidad jurídica que quieran actuar directamente o en representación de un tercero si quieren hacer valer algún interés en la elaboración de la normativa municipal».
Seis meses después, las estadísticas oficiales del Consistorio madrileño recogen que se han inscrito 246 lobbies -de los cuales 229 son por cuenta ajena y 17 por cuenta propia- y 265 personas para reunirse con representantes públicos. Merece la pena recordar que la normativa madrileña no establece una definición de lobista para saber quién debe inscribirse en dicho registro, sino que define la actividad del lobby.
Teniendo en cuenta las estadísticas del registro, la actividad del lobby en Madrid es principalmente asociativa. De los 246 lobbies inscritos, 99 son asociaciones y 78 empresas; el resto se reparte entre consultoría profesional y despachos de abogados (15), organizaciones empresariales (15), corporaciones de derecho público (9), ONG y plataformas sin personalidad jurídica (8), fundaciones (7), sindicatos y organizaciones profesionales (4), universidades y centros de investigación (1) y otros (12)
En este primer semestre, además, se han celebrado 76 eventos con actividad de lobby y se han hecho públicas 305 agendas.