Las implicaciones que el desarrollo tecnológico está teniendo en el día a día de las sociedades occidentales son cada vez más evidentes. Pero si el objeto se ciñe al ámbito laboral, los cambios, que ya están teniendo impacto, serán mucho mayores en un futuro inmediato.
Desde hace tiempo se advierte del impacto que estos desarrollos -tanto la mecanización como sobre todo la implantación de la denominada inteligencia artificial– tendrán en el mundo laboral. No sólo en lo que a la transformación de modelos productivos se refiere, sino también por los cambios que generará en el ecosistema laboral.
En este sentido, se está prestando especial atención a los efectos de estas transformaciones. Así lo hacen algunas de las consultoras más importantes del mundo, como McKinsey, que publicaba hace poco el informe ‘Skill shift automation and the future of the workforce’.
En dicho trabajo, se aborda, entre otras cuestiones, cómo va a transformar la automatización la demanda de competencias y habilidades profesionales. Para ello, los autores del informe aíslan cinco tipos de competencias y abordan el número de horas que se dedicaron a lo largo de 2016 a cada uno de esto grupos (en miles de millones) y el porcentaje de cambio de dedicación proyectado parar 2030.
De esta forma, las competencias físicas y manuales, que con 203.000 millones de horas dedicas en 2016 conforman el grupo más amplio, perderán un 14% de dedicación en 2030. El informe destaca que las más afectadas serán las de inspección, monitorización y operaciones generales de equipamiento.
Sin embargo, las competencias más afectadas serán las cognitivas básicas, que en 2016 supusieron el cuarto grupo más importante (115.000 millones de horas dedicadas) y que perderán un 15% en 2030. En este segmento, las habilidades que peor futuro tienen son las relacionadas con el procesamiento y grabación de datos básicos, así como la comunicación y contabilidad básicas.
Por el contrario, las competencias cognitivas altas y aquellas relacionadas con la gestión social y emocional, que supusieron 140.000 y 119.000 millones de horas en 2016 y van aumentar de cara a 2030 un 8% y un 24%, respectivamente; especialmente aquellas relacionadas con la creatividad, la interpretación y el procesamiento de información compleja, el liderazgo y gestión de equipos así como el emprendimiento.
Finalmente, el grupo de competencias profesionales cuya demanda aumentará más en 2030 es el de las tecnológicas. Un conjunto al que se dedicaron 73.000 millones de horas en 2016 y cuya dedicación crecerá un 55% en 12 años, especialmente aquellas referidas a las habilidades avanzadas de tecnología informática pero también las habilidades digitales básicas.